martes, 22 de mayo de 2007

Ser miserable

El hombre, imagen de Dios, ha sido creado «varón y hembra» (Gn 1, 27). El hombre y la mujer son iguales en cuanto personas y complementarios en cuanto varón y hembra. Por un lado, la sexualidad forma parte de la esfera biológica y, por el otro, ha sido elevada en la criatura humana a un nuevo nivel, personal, donde se unen cuerpo y espíritu.

El matrimonio, además, ha sido instituido por el Creador como una forma de vida en la que se realiza aquella comunión de personas que implica el ejercicio de la facultad sexual. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne» (Gn 2, 24).

La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad.

Esta es la conclusión que se saca de las Consideraciones aprobadas por el Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de marzo de 2003. Conclusiones que en lo que a mi respecta caen en saco roto.

Creo que hay una incoherencia en todo esto. Realmente ¿ cree alguien que Dios estaría en contra de que dos personas sean del sexo que fuere no pudieran realizar un derecho inalienable a todo ser humano como es el matrimonio?. Parece mentira que sea el Papa el que diga que no podemos prejuzgar a las personas, que no podemos juzgarlas por ser de una determinada raza o religión, y sea él mismo el que niege y le parezca aberrante la existencia de leyes que reconocen derechos a parejas homosexuales.

De verdad, muchas veces no hay quien entienda a la Iglesia. Dice que respeta a este tipo de relaciones, pero que no debe tener ningún tipo de derecho este"comportamiento desvíado". ¿Que tipo de respeto es ese?. Realmente siento lástima...todavía no se han dado cuenta de que muchas de las personas que van todos los domingos a misa son hombres y mujeres que ellos mismos llaman "anormales".

Aunque la lástima se convierte en rabia cuando me doy cuenta de que con esa actitud tan conservadora y retrógada hacen que muchas personas cristianas nos cuestionemos el sentido que tiene ser de una religión que no ama a todas las personas por igual. ¿Desde cuando el AMOR DE DIOS hace distinciones?

2 comentarios:

Un tipo que sólo hace comentarios dijo...

Ser un miserable no te hace mejor persona... Te hace un miserable.

Juan Carlos dijo...

Como todos sabemos, el matrimonio es una institución clave en toda sociedad que se precie y lo ha sido en la antigüedad, tal y como la historia lo demuestra, y lo es actualmente, aunque algunos desde sus pulpitos pretendan minusvalorar esta institución base de la familia amparándose en que es necesario un cambio de ideas en la sociedad, porque la clásica idea de matrimonio se ha quedado obsoleta o antigua.

El matrimonio desde tiempos inmemoriables, ha sido la unión entre un hombre y una mujer, y esto es algo que la historia de las religiones demuestra, todas las religiones desde el cristianismo hasta el judaísmo pasando por el islamismo consideran al matrimonio como una institución basada en la unión entre un hombre y una mujer, esto es algo totalmente incuestionable.

No obstante, es necesario diferenciar dos campos, el campo de lo religioso y el campo de lo que podríamos denominar de “lo civil” y en el que se encontraría todo aquello que no entra dentro de lo religioso y que es fundamentalmente regulado por el Estado teniendo en cuenta la realidad social del momento y las pretensiones y reivindicaciones de sus ciudadanos.

En el campo de lo religioso, entraría el matrimonio entre el hombre y la mujer y en el de “lo civil” el matrimonio homosexual, y esta forma matrimonial debe encontrarse en este estadio, básicamente, porque es imposible que pueda llegar a formar parte del primer campo, pues es una forma de matrimonio no reconocida por ninguna religión hasta el momento, y esto también es algo irrefutable que es un hecho, y ¿que puede gustar o no?, puede parecer correcto o no, pero es algo que no se puede cambiar y que al menos por el momento no intención de cambiarse.

Ya en el plano de la reflexión y dejando de un lado la historia y el plano religioso del sacramento del matrimonio como unión entre hombre y mujer, podemos entrar a valorar si ¿la postura mantenida por la iglesia católica respecto del no reconocimiento del matrimonio homosexual como un verdadero matrimonio es correcta o no? Y también podemos plantearnos si ¿el matrimonio entre personas del mismo sexo es lo que hubiese querido Dios o no?, dos cuestiones que se comentan por la autora de este blog, (una magnifica amiga y sobre todo buena persona) y a las que yo me referiré a continuación.

A la primera cuestión, hay que contestar que la postura de la iglesia puede considerarse correcta pero es un correcta que debe tomarse con precaución, la iglesia con su postura de no reconocimiento de los matrimonios homosexuales no hace más que seguir o continuar con la tradición cristiana que a lo largo de su historia nunca ha reconocida estas uniones entre personas del mismo sexo como un matrimonio, pues sin duda, no es esta forma de matrimonio la predicada por el cristianismo ni tampoco se recoge en los textos sagrados que sustentan los principios y valores de esta confesión o religión.

Por tanto, esta postura no puede ser calificada como de radical o de reaccionaria sino que debe ser respetada como una postura digna de defensa, que encuentra su justificación en el origen y en los valores tradicionales del catolicismo.

Otra cosa, totalmente diferente es que la iglesia no respete lo que piensan los demás con respecto a esta cuestión, incluso cristianos como es el caso de mi amiga Maria, que consideran que la iglesia debería de respetar la postura de aquellos que admiten el matrimonio homosexual como una forma más de vida y no lo consideran (como lo hace la iglesia) una desviación de los principios sustentadores de la religión católica.

En este aspecto, yo estoy de acuerdo con mi Mariii, estoy de acuerdo en que la iglesia debería respetar la decisión del Estado de legalizar estas uniones homosexuales al igual que se la respeta a ella su postura contraria acerca de este tema, porque el que esta forma de matrimonio no se considere adecuada a la institución del matrimonio tradicional y único reconocido por la religión cristiana no tiene porque obstaculizar que estos matrimonios homosexuales sean del todo legales, si así lo demanda la realidad social, tal y como parece, y si así lo quieren los ciudadanos sustentadores de todo sistema democrático que se precie.

Además quizás sea demasiado egoísta el no reconocer una serie de derechos a este sector numeroso de la ciudadanía sólo porque la cúspide eclesiástica y muchos católicos no consideren adecuado que estas uniones sean acordes con la religión cristiana, ya que como he dicho antes, una cosa es lo religioso y otra cosa muy diferente es el plano de “lo civil”, y en mi opinión, tanto el uno como el otro deberían respetarse y no procurar imponerse el uno al otro, algo que la iglesia parece intentar y que considero desacertado.

En cuanto, a la segunda pregunta, nadie sabe si Dios hubiera querido o no el matrimonio homosexual, por el momento sólo contamos con la opinión de la iglesia, que es la institución encargada de difundir y proclamar la palabra de Dios, la representante de Dios en la sociedad actual, y su opinión es contraria al matrimonio homosexual.

Pero esta opinión puede ser aceptada o no, será aceptada por aquellos que crean que todo lo que dice o hace la iglesia lo hubiera dicho o hecho Dios, y será rechazada por aquellos que consideran que la opinión de la iglesia es simplemente eso, su opinión y no la palabra de Dios, yo soy de estos últimos, de los que creen que la palabra de Dios se encuentra en el corazón de cada uno de nosotros y no en las opiniones que pueda dar la iglesia en referencia a un tema, por lo que cada uno de nosotros podemos interpretar la palabra de Dios tal y como consideremos y no como diga o quiera la iglesia.

Y si la cuestión es si ¿Dios hubiera aceptado este matrimonio homosexual? Eso es algo que no tiene respuesta, al menos fundada en hechos, pero yo creo que en caso de “duda” Dios siempre hubiera optado por el amor, el principal valor del cristianismo, sin entrar en cuestiones de otra índole pero esto como todo es una opinión, y como tal debe valorarse.

Postdata: este comentario va dedicado a aquellos tipos que sólo hacen comentarios breves, que no entienden el común de los mortales, y que son absurdos y sin sentido. Basta ya de tipos intelectuales como ese anónimo que ha publicado su comentario antes que yo, cuyas iniciales son R.D.G. y que es un tipo pesado donde los haya. Gracias por su inútil colaboración pero siempre necesaria si queremos entretenernos un rato sobre la interpretación y significado que pueden tener sus frases.